martes, 8 de julio de 2014

EL ROL DE COMPENSAR LA INFORMACION ASIMETRICA por Carlos Montero

EL ROL DE COMPENSAR LA INFORMACION ASIMETRICA
Por Carlos Montero, editor regional de LA SINTESIS ECO

La demostración de los efectos perjudiciales de la información asimétrica sobre los ciudadanos y agentes económicos valió hasta un Premio Nobel.

No estamos hablando sólo de los datos que se guardan los gobiernos -transformándose en propietarios de los datos reales que pagan los pueblos para ser alertados a tiempo de perjuicios- sino también por las corporaciones privadas que difunden aquellos datos que mejor benefician su imagen y sólo salen al cruce de información negativa que otros denuncian como estrategia "para reducir daños", como se denomina en la jerga de los comunicadores institucionales.

Para el reportero independiente las noticias verificadas no hieren (sea de una inundación o de una crisis financiera) y permiten que el ciudadano común o los consumidores actúen con información semejante (nunca igual pero con efecto equiparador) que los decisores públicos o actores privados, al poder defender su situación y acceder a los datos que otros pagan con mucho mayores recursos que termina pagando la misma población desinformada (como impuestos del gobierno o parte de los precios privados).

Como cuando se investiga un asesinato, los policías buscan quién fue el beneficiario con dicha eliminación, no con nivel de prueba directa sino como indicio del efecto "beneficioso" -en lo personal o dinerario- de matar a alguien, de lo cual puede resultar de la pericia que se sea inocente, actor directo, autor intelectual o financista de la concreción de la "idea".

Desde LA SINTESIS ECO, desviándonos de nuestra tarea primordial de alerta temprano de la información regional económica para los países de la región, hemos tenido que destinar tiempo y muchas horas al comprobar que en Uruguay se actuaba omisa o desadvertidamente de la llegada de una riada desde los altos del río Uruguay, situación que venía apareciendo en nuestros reportes cotidianos desde pasada la mitad de junio, cuando estábamos aún en Zurich viéndolo de lejos hasta nuestro retorno el 19 de junio.

El país entero estaba atendiendo el Mundial del Fútbol o dedicado a llorar por los efectos eliminatorios de la mordida de Luis Suárez hasta el partido contra Colombia, día en que ya gran cantidad de extranjeros, uruguayos y sus hijos habían empezado las vacaciones de invierno y se estaban dirigiendo hacia el litoral uruguayo, a sus termas y a sus campamentos costeros, zafra turística que engrosa las arcas de las intendencias del litoral. 

A esa fecha no se contaba con ningún alerta para turistas o habitantes locales del Sistema Nacional de Emergencias para que se precavieran y viajaran o no viajaran con el conocimiento de la situación que se venía produciendo por la llegada de aguas que han provocado 360 mil evacuados por las crecidas desde las nacientes de los ríos Paraguay, Paraná y, sobre todo para nosotros, del Uruguay.

En todos los casos, y aún con las previsiones que llegan hace meses sobre los efectos lluviosos de El Niño en toda Sudamérica, los países vecinos (Argentina y Brasil) nos alertaban que se trataba de las mayores crecidas desde el año 1983.

Tuvo que esperar el SINAE a un día y medio tras nuestro pedido para difundir su primer alerta de inundación, mientras que el intendente de Salto Germán Coutinho difundía versiones optimistas sobre un próximo descenso y hubo que esperar a que la intendenta de Artigas Patricia Ayala recién este lunes admitiera que se trataba de las peores inundaciones de este siglo, mayores que las de 2009 que habían sido las más graves.

Esta mañana de martes desde el Comité de Emergencia de Paysandú las autoridades locales admitían que tenían unos 1.200 damnificados (entre evacuados y autoevacuados) cuando el SINAE sólo admitía en todo el país a 1.450 evacuados hasta la mañana y 1.576 al mediodía. Un rato después, el intendente de Paysandú Bertil Bentos daba a canal 10 sólo los datos oficiales del lunes a las cinco de la tarde.

La situación de subregistro de damnificados es mayor, sin embargo, porque los comités departamentales admiten no menos de 40 familias que se fueron de sus hogares sin asistencia registrada oficial y lo mismo varias decenas en Salto, como emitió Telemundo de Canal 12 este martes de mañana.

Nos preguntan para qué estamos difundiendo estos reportes.

La respuesta es muy simple. por respeto a la herencia de la tarea que debemos cumplir los reporteros independientes. 
Informar en contexto regional, verificando con las fuentes y medios locales, para aplicar la función de contrapoder de los periodistas, no limitándonos a reproducir los comunicados oficiales del SINAE que hoy adolecen de dos problemas:

1- No están actualizados al ritmo de la información que ya tienen los comités de emergencia departamentales, como pasa con Paysandú cuyos datos de la mañana que ya reprodujo LA SINTESIS ECO no están en el reporte del mediodía del gobierno.

2- Los mismos comités departamentales están admitiendo y la TV comprobando, que el número de damnificados se les escapan, por la misma cantidad de gente que se queda hasta último minuto (por razones de seguridad: cuidar su casa de robos) y luego huyen de apuro cuando el agua entra a sus casas sin poder llamar ni esperar el apoyo oficial.

Todo es comprensible, es humano, debemos entenderlo y explicarlo pero no justificarlo. Y menos el retraso de la actualización de los datos que ya se tienen, pensando que el sol se tapa con un dedo sólo informando que no salió.

De esa forma algunas autoridades, por buscar no intranquilizar a la población, termina por efecto indeseado perjudicando a los que están con información asimétrica o directamente mal informados por quienes disponen de los datos que los ciudadanos pagaron para ser alertados. Y allí esta gente -posible damnificada- se transformará en peor perjudicada.

Aquí no está en cuestión la buenavoluntad de nadie sino los efectos negativos de des-informar o informar fragmentariamente o no invertir en cobertura mediática suficiente para controlar la calidad de la información oficial. Porque cuando los medios -de cualquier país- no invierten medios en tener datos de fuente propia, termina rindiéndose al comunicado oficial y concediendo más poder a quienes ya tienen el poder (o el gobierno).

Sólo buscamos hacer nuestra tarea, cumpliendo tanto el rol de compensar la información asimétrica o contrarrestar si existiera información parcial o mentirosa, con muchísimos menos medios que los que la sociedad pagó a las autoridades, que están a su servicio

Saludos
Carlos Montero

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